Les maestres pueden ser les burócratas originales porque perpetúan el privilegio del conocimiento. Es gracias a les maestres que la burocracia puede trascender las generaciones. Sin maestres no podría haber herederos del saber hacer tecnocrático, pero también es cierto que sin maestres no podría haber cultura liberadora, solo condicionante. Sin maestres, cada generación, cada revolucionarie individual tendría que empezar de cero, desde el mismo comienza de la Historia. Gracias a les maestres, la historia de la lucha de clases puede transmitirse y difundirse. Gracias a les maestres, no tenemos que reinventar la rueda para colaborar o comunicarnos. Esto significa que es posible, a través del acto de ensenar adoctrinar o liberar a les estudiantes. Es el método y la pedagogía particular lo que hace toda la diferencia porque el aprendizaje necesariamente ocurre en tierra de nadie. Entonces, aunque obviamente no son ellos mismos les oprimides por el conocimiento, tampoco les maestres son les opresores. Ocupan un término medio; todo maestre trabaja en la frontera, en el límite, en el borde.
La docencia es un trabajo ético precisamente porque transita la frontera entre la burocracia y la revolución. Une maestre que comparte respuestas a preguntas importantes con les estudiantes, con la intención de inculcarles estas respuestas, es parte del problema. Puede que sea una buena persona con grandes intenciones, pero no son intenciones revolucionarias. Este tipo de enseñanza no es liberador porque este tipo de docente es un burócrata, un agente de les poderoses, defendiendo su papel en el sistema. Rechazan la libertad de plantear nuevas preguntas y se deshumanizan a sí mismos ya sus alumnes al reducir el aprendizaje a la propagación mecanicista de respuestas preestablecidas.
El circuito de retroalimentación creado por este tipo de educación es la burocracia, simple y llanamente. Es una desviación innecesaria e interminable que está justificada por el moralismo. Se te considera una buena persona si compartes el generoso don de la solución con los necesitados y los que aún no saben. Se supone que la solución sirve como la pieza que falta en el rompecabezas prefabricado que es la existencia humana, una receta única para todos con la promesa de una aplicación universal.
Por el contrario, alguien que asume personalmente la carga de conocer la solución, que, al igual que le otre profesore, tiene plena intención de compartir, explicar y, en general, mostrar las soluciones (y los problemas correspondientes), pero que no tiene la expectativa de convencer a les estudiantes de estas soluciones, este es un maestre que practica la pedagogía radical. Esperan que les estudiantes vengan con sus propias preguntas nuevas, tal vez sobre el problema original y su premisa, tal vez sobre su solución, pero tal vez sobre algo completamente diferente. Estas posibilidades, que son evitadas por le maestre burocrático, son adoptadas por el maestre radical que acepta su papel en la situación como el que tiene la solución caricaturescamente rígida y leída. Este absurdo deja en claro una distinción de clase entre le maestre que se encuentra en el precipicio, con un conocimiento íntimo de sus contornos, ya les estudiantes cuyas mentes aún no están formadas por la dicotomía problema-solución prevaleciente.
Caminar por el borde causa angustia, no porque puedas caerte, sino porque puedes saltar. El acantilado deja claro que todo está supeditado a la libertad. Esto requiere rigor ético y determinación por parte del docente, pero todo el proceso de aprendizaje depende fundamentalmente del reconocimiento y defensa de la libertad por parte de les alumnes porque le maestre puede parecer tan sabio, tan bien informado y experimentado, y le estudiante puede estar tan hambriento de aprender, tan ambiciosos y competitivos, que caminan (o corren) voluntariamente por el precipicio, a una vida de ser une orgulloso proveedore de soluciones, prêt-à-porter.
En este día la lucha por la revolución sufre de falta de capacidad, a nivel individual, organizativa, y social. Nuestres mayores movimientos sociales, como nuestres esfuerzos personales más apasionados, necesitan un empuje militante que puede conectar estratégicamente acciones dispares. La militancia permite que los movimientos reclamar un orgullo legítimo y la propiedad de las acciones revolucionarias más exitosas. Y la militancia proporciona a la minoría activa un propósito y un lugar distintos en el cultivo de la fuerza social. Sin embargo, la militancia sostenida es un acto de libertad y hoy en día, la mayoría de las personas se encuentran “arrojadas” a la militancia, no por elección sino por las circunstancias. Nosotres, el pueblo que lucha por la revolución social, queremos la opción de aumentar nuestra capacidad de acción militante. Exigimos la opción de hacer militancia porque solo así se sustentará la capacidad de nuestres movimientos revolucionarios en la libertad de los individuos.
Aun así, incluso con la libertad de elegir la acción militante, la pregunta sigue siendo:
¿Dónde deben cometer sus acciones les revolucionaries para que se vinculen a la eventual realidad de las personas inculcando en elles un sentido de agencia en la historia y una aceptación de la responsabilidad de actuar éticamente en el presente?
Para nosotres, la respuesta a esta pregunta se encuentra en la educación de adultos que es un terreno particularmente fértil para el compromiso a largo plazo en el destino de los movimientos populares. La gente siempre tendrá que aprender. Por esta razón proponemos el establecimiento, mantenimiento y defensa de una tendencia educativa revolucionaria para actuar como punto de confluencia e intercambio entre personas que buscan aprender y ensenar, incluyendo miembros de la comunidad, activistas, organizadores, disidentes y militantes.
La tendencia a aprender, que generalmente se asocia con jóvenes, principiantes, estudiantes y aquellos que carecen de suficiente experiencia, no debe descartarse como una forma espontánea de organización. A menudo, después de que las personas han “aprendido”, pasan a realizar “acciones”, empleando sus conocimientos, pero abandonando el espacio de aprendizaje donde desarrollaron su capacidad, sin molestarse en mantener conexiones duraderas con sus métodos o su propósito.
Sin embargo, insistimos en que este espacio requiere su propia defensa comprometida si se quiere que tenga un impacto duradero en la transformación social. En primer lugar, la defensa de este espacio de aprendizaje, con el tiempo, fomentara la formación colectiva de militantes que podrán utilizar su educación común como base para una estrategia unificada y un programa político. Además, la persistencia de este espacio propagara el aprecio por los militantes en las luchas sociales y la comprensión de cuan necesaria es la militancia para el éxito de los movimientos revolucionarios.
La tendencia a aprender debe servir tanto como un espacio donde a las personas se les presenten las herramientas y la comunidad necesarias para la formación militante como un espacio informativo para que la comunidad en general se familiarice con el concepto y la teoría de la militancia. Por tanto, nuestro objetivo es singular, pero tiene dos aspectos bien diferenciados que hay que desarrollar simultáneamente.
Debemos crear un espacio educativo para la formación de militantes, y nuestra frecuentación de este espacio debe establecer caminos confiables hacia y desde el compromiso militante.
De esta forma, la tendencia a aprender será un lugar de encuentro y formación para los más y los menos experimentados.
Con unos objetivos tan claros, sin duda seremos evaluados por nuestros propios estándares, los de compromiso y perseverancia. La definición explicita de la tendencia a aprender se realizara solo por nuestro compromiso con ella, y su efectividad solo puede medirse por su permanencia en el tiempo y el propósito.
Es complicado, frustrante, y sin embargo, enriquecedor ser educadore en sociedades capitalistas de última etapa. Cualquiera que se defina como une educadore anarquista de hecho llega a sentir presión constante y, a veces, amenazas debido a su ideología y visión del mundo.
Estos no provienen de lo que creemos y pensamos, sino del hecho de que el anarquismo representa valores que plantean una amenaza directa a las estructuras de poder, cuyo modo de operación es oprimir y controlar. Esta opresión tiene como objetivo principal esclavizarnos para mantener vivo este terrible sistema. El papel de une educadore anarquista es exponer estas estructuras opresivas por lo que son, pero también mantener la plena autonomía y libertad de les alumnes. Hacer ambas cosas saca a relucir algunas de las dificultades clave para llevar la educación anarquista de la teoría a la práctica.
Les educadores anarquistas están de acuerdo en algunos principios pedagógicos fundamentales. Estos principios son la libertad, la ayuda mutua, la racionalidad y el rechazo total de las jerarquías y los gobernantes. Estos principios tienen un gran impacto practico ya que se oponen por completo a la idea colonizadora neoliberal globalizada de la educación que ha sido dominante a lo largo de los últimos siglos. Donde les anarquistas defienden la libertad, la educación estatal elige métodos autoritarios, como la autoridad del maestre y la posición sumisa de les estudiantes en el aula; donde les anarquistas defienden la ayuda mutua, la educación estatal insiste en un enfoque individualista que pone la competencia y el logro singular en un pedestal, al tiempo que nos separa y rechaza las asociaciones libres en comunidades de cuidado.
Pero tenemos un problema que debemos considerar. Aunque algunes de nosotres nos consideremos educadores anarquistas, eso no significa que hayamos logrado vivir nuestra vida como tales. En la práctica, podríamos adoptar algunos valores sin internalizarlos por completo. En el proceso de aprendizaje, especialmente a medida que crecemos y somos educados en entornos autoritarios y controladores, podemos reproducir estas prácticas. Además, nuestra capacidad para crear el tipo de sociedad justa y libre que queremos también puede verse limitada por las presiones y limitaciones muy reales y diarias que experimentamos actualmente en estos mismos entornos hoy. A menos que seamos conscientes de nuestra propia crianza y de las estructuras y jerarquías que estamos experimentando actualmente, y si no invertimos grandes esfuerzos en desaprenderlos, no podremos avanzar hacia lo que podríamos llamar educación anarquista.
Durante estos maravillosos procesos de desaprendizaje y reaprendizaje, probablemente nos enfrentemos a algunas verdades incomodas, tanto sobre nuestro pasado como sobre nuestro presente. Podríamos aprender de nuestras limitaciones y obtener cierta claridad sobre lo que podemos hacer para facilitar un entorno educativo más igualitario e inclusivo. La autorreflexión y un proceso de evaluación y ajuste de nuestros valores nuestras acciones cotidianas nunca son fácil. Y, sin embargo, ¿cómo podemos contribuir a crear sociedades libres y solidarias si no actuamos como tales en nuestro contacto con los demás?
En muchas sociedades occidentales, todavía tenemos esta noción equivocada de que los niñes y jóvenes son nuestra propiedad. Hemos normalizado el discurso y el comportamiento de que los niñes y jóvenes son como el barro que no tiene pensamientos, sentimientos u observaciones propias. Por extraño que parezca, algunas personas podrían considerarse educadores anarquistas, y, sin embargo, a puerta cerrada (o tal vez incluso públicamente), presentan fuertes posiciones autoritarias que limitan considerablemente la autonomía de les niñes y jóvenes sobre si mismes, sus vidas y sus cuerpos. Este es un enfoque altamente peligroso y dañino.
Históricamente, les educadores anarquistas han sido muy claros sobre como seguir los principios seculares para evitar el adoctrinamiento religioso, que practicas antiautoritarias se pueden implementar para mejorar la autonomía de les niñes, o como abordar programas pedagógicos holísticos con un enfoque en la experiencia vivida del niñe. Educadores en la Escuela Moderna de Nueva York a principios del siglo XX, por ejemplo, sostenían que Debian esperar a que les niñes hicieran valer sus propios intereses, en lugar de imponerles un currículo. Esos educadores, y otres, han enfatizado la importancia del juego y denunciado las practicas educativas autoritarias que prevalecen en las escuelas públicas, que hacen poco más que oprimir las tendencias naturales de les niñes a ser actives, entusiastas y curioses. Hoy en día, han surgido otros problemas que quizás les educadores anarquistas del pasado no hayan encontrado y, por lo tanto, requieren que desarrollemos nuestra teoría y prácticas en consecuencia.
En las últimas décadas, además de un Desarrollo neoliberal mucho más fuerte hemos experimentado una estandarización más estricta de les individuos, donde las clasificaciones han tomado un terrible giro patriarcal, junto con una comprensión más clínica, cuantitativa e individualista de nosotres como personas. Hemo sido objetivados, convertidos por las elites capitalistas en individuos promedio cuyo único objetivo en la vida es trabajar y producir. Pero no solo eso, la forma más fácil de mantenernos oprimidos era crear clasificaciones estrechas que distinguieran que tipo de roles podíamos tener en la sociedad. Estos incluyen clasificaciones estrictas en torno a la raza, el género y la clase económica, y han sido tremendamente efectivos para promover el ideal capitalista, mientras que al mismo tiempo han sido igualmente efectivos para crear opresión.
¿Entonces, por que deberían les educadores anarquistas seguir obedeciendo esta negación horrenda de nuestra diversidad humana para encajar en algún tipo de línea de producción neoliberal? ¿Por qué debemos permitir que nuestros cuerpos sean controlados, como una forma de convertirnos en propiedad? ¿Además, por que debemos cooperar en un mecanismo que hace esto y mucho más a les niñes en nuestras vidas?
En el proceso de convertir a les niñes y jóvenes en el futuro de la fuerza laboral, muchas personas han sufrido borrado, enjuiciamiento y todo tipo de violencia. En diversos grados, muchas ideologías supremacistas autoritarias tienen como objetivo crear un ser humane perfecte, eso es mejor que nadie. Una característica clave de estas sociedades, especialmente en Occidente es la idea patriarcal de binaridad y cis-normatividad; es decir, la extraña idea de que solo hay dos géneros, y que todes deben identificarse con uno u otre. Esta característica es inseparable del ideal capitalista, que requiere convertir la experiencia humana en unidades cuantificables y mercantilizables, y por lo tanto no puede tolerar una experiencia de existencia complicada matizada y multifacética. Esta tendencia capitalista de aplanar nuestras vidas en unidades de producción y consume no contribuye en nada a una experiencia positiva y satisfactoria de quienes somos en el mundo.
La autonomía corporal, entonces, no se basa solo en la apariencia física, sino en una idea holística radical de que articulamos nuestras identidades únicas a través de lo que usamos, como cuidamos nuestres cuerpos, con qué tipo de valores la alimentamos, y como interactuamos y aprendemos con otras personas. Para les educadores anarquistas, esto plantea interrogantes sobre la capacidad del educador para practicar el principio de libertad al encontrarse con la autonomía corporal de les niñes. Estas preguntas son multifacéticas, pero el foco importante debe estar en como limitamos nuestra mirada adulta para respetar la autonomía corporal de les niñes mientras practicamos el resto de nuestres principios anarquistas.
Para algunos adultos hoy en día, es un desafío mantenerse al día con todo el desaprendizaje colectivo que está ocurriendo. Algunes de nosotres podríamos ver esto como una señal saludable de que muchas sociedades se rebelan una vez más contra el control capitalista. Pero para algunes estos procesos pueden ser aterradores y dar la sensación de perder el control. Y aquí viene la parte difícil: la incomodidad que sentimos son nuestres propios valores capitalistas internalizados que se desestabilizan debido al desafío de ser desaprendidos. Y nosotres no deberíamos para ahí. En realidad, deberíamos aprender a confiar en les niñes y jóvenes lo suficiente como para escucharles, aprender de elles y romper estos comportamientos de control para practicar los valores anarquistas en los que creemos.
Se necesita un pueblo para criar a les niñes pero también se necesitan muchos egos dañados para vivir de acuerdo con nuestres valores.
No somos dueñes de niñes y jóvenes. Si tenemos suerte, podemos caminar por la vida con elles en un constante aprendizaje mutuo cuando nosotres, como padres, educadores o adultes ocasionales, tenemos la oportunidad de volver a aprender conocimientos que han sido imbuidos por el odioso pensamiento capitalista.
No basta con apoyar exclusivamente el derecho de les niñes y jóvenes a la libertad y la autonomía. Al pensar en la autonomía corporal, tenemos muchos ejemplos que muestran como los comportamientos autoritarios en adultos ya sea individual o institucionalmente, puede perjudicar a les jóvenes, negándoles su derecho a tomar decisiones libres sobre sus cuerpos.
No tenemos ninguna razón para suponer que lo que sabemos sobre el género es toda la verdad. De hecho, muchas culturas poseen conceptos matizados de género que complican nuestra comprensión binaria moderna. Los pueblos indígenas de América del Norte, como les Crow o Navajo, por ejemplo, reconocen a las personas de Dos Espíritus, que pueden cruzar roles de género, expresión y orientación sexual, mientras poseen marcadores biológicos masculinos o femeninos. Estos y otros enfoques similares hacen posible que les niñes y jóvenes conserven su libertad para encontrar su identidad y presentarla al mundo con la autenticidad que deseen. Sin embargo, eso no es suficiente. El género es uno de los aspectos de nuestra autonomía corporal donde les educadores anarquistas deberían tener un enfoque claro pero matizado, que es significativamente diferente de otras teorías educativas. Para crecer como personas equilibradas, abiertas, solidarias, debemos dar a nuestres niñes y jóvenes mucho más que libertad. Debemos darles nuestra confianza, nuestro amor y nuestro cuidado.
Cuando algunes de nosotres todavía nos aferramos a la idea autoritaria de que nosotres, como adultes, sabemos que es lo mejor para les niñes, les estamos quitando la voz. Nos estamos comportando exactamente como representantes políticos, lideres religiosos y cualquier otra figura que nos diga que pensar o como vivir. Cualquier persona, sin importar su nivel de educación formal o su clase social, debería estar cuestionando las formas en que se entiende y practica la autonomía corporal entre les niñes y jóvenes. Somos conscientes de que gran parte del control social hoy en día esta institucionalizado, y eso es un motive aun mayor para seguir luchando por una infancia libre de opresión y control.
Deberíamos trabajar juntes para poder dar a nuestres hijes el regalo de la libertad, lleno de cuidado y amor. Amarnos a nosotres mismes es un acto revolucionario, y ser solidaries y cariñoses con todes les niñes de manera que desafíen las normas y clasificaciones debe ser una de nuestras metas como educadores anarquistas.
La libertad no es solo una palabra para teorizar, sino que es un derecho que todes tienen que elegir para si mismes, sus cuerpos, mentes y almas. Nadie debe cuestionar la existencia de otra persona ni su derecho a definirse y expresarse como desee. Tampoco nadie debe decidir por otra persona lo que puede o no puede hacer con su cuerpo, porque lo personal es político y todos debemos motivarnos para vivir en armonía con nosotres mismes. Contrariamente a algunos argumentos esta noción radical de libertad es lo suficientemente sustancial como para incluir a todes y puede incluir todas las identificaciones de género. En las sociedades solidarias, el cuidado, el apoyo, el amor y la aceptación son la clave, y estos tipos de acciones nos ayudan a crecer como personas fuertes y resilientes, capaces de luchar contra las ideas y los sistemas opresores
Este es un amable recordatorio de que ser un educador anarquista es un proceso de aprendizaje continuo. A veces doloroso, constantemente curioso, pero siempre autocritico de los viejos patrones que pueden desbaratar las buenas intenciones anarquistas. Si queremos construir sociedades libres, debemos empezar por ser adultes respetuoses. Para criar niñes y jóvenes autónomes, debemos aprender a anteponer su libertad de elección a nuestro derecho a decidir por elles. Para tener comunidades solidarias, debemos involucrarnos en el cuidado consciente en las relaciones interpersonales. Cuando implementamos estos principios, podemos comenzar a hablar sobre formas de implementar la acción colectiva — un paso importante para les anarquistas por derecho propio— que provocara un cambio social a gran escala (en un futuro próximo se publicara más información sobre la acción colectiva y su característica única dentro de los contextos educativos).
Siempre debemos ser conscientes de caminar la charla. Deje que les niñes aprendan sobre si mismos y exploren como se ven a sí mismos como individuos. El regalo de la libertad se sirve mejor con amor y respeto. Porque con amor y respeto, todes somos, niñes y jóvenes y adultes, lo suficientemente fuertes para aplastar juntes los sistemas opresores.
Según la tienda de Google, la aplicación móvil formalmente llamada “Duolingo–aprende idiomas” ha superado 100 millones de descargas. Tiene una clasificación promedia de 4.7 estrellas después de más de 17 millones de opiniones, y no es por nada. Tales aplicaciones de aprendizaje presentan una forma eficaz de poner el estudio de idiomas mundiales en la vida diaria. Además, deja claro que no existe todavía la concepción peyorativa de juegos educativos. Aprender es un acto lúdico, y beneficia tanto a adultos como a niños. Como instructor de idiomas, yo he visto que sí se puede aprender mucho de los ejercicios de vocabulario y gramática accesibles por celular. Sin embargo, se ve desde los primeros comentarios más populares de Google Store, que igualmente los fans de Duolingo reconocen la contradicción: jugar sólo no es medio de eventualmente hablar con los demás.
Frente a esta problemática, como en todos los contextos bajo el capitalismo, la respuesta dominante viene de la burguesía. Con la perogrullada que “sólo se aprende idiomas viajando al extranjero”, nos venden el turismo y el exotismo para solucionar el aprendizaje de lenguas. En consecuencia, la adquisición de lenguas está visto como un lujo que cuesta demasiado para la clase trabajadora. Esta mitología nos hace pensar que el multilingüismo no tiene lugar en nuestras propias comunidades locales, mientras que es la concepción extractivista de idiomas extranjeros a que no debemos dar lugar. No hay que esperar a las vacaciones que nunca pasarán bajo este sistema. Si la tecnología ya está conectándonos ¿por qué no apropiar estas conexiones para nuestros propios objetivos?
Hay que recuperar la tradición perdida de amigos por correspondencia porque, al contrario de las imágenes de aventuras que vemos por Instagram o los puntos ganados por días consecutivos en Duolingo, el internacionalismo de verdad se basa en conexiones interpersonales, no en apariencias ni en premios. ¡Pues, qué bueno que ya existen otras aplicaciones de comunicación, tan útiles para esta tarea! No son aplicaciones para estudiar idiomas sino para comunicarnos, para charlar por video, para asistir a conferencias alrededor del mundo y para actualizarnos sobre la vida diaria de personas en varios contextos internacionales.
Esta tarea comienza con la superación del aislamiento y de la distancia geográfica que, en el pasado, separaban comunidades lejanas. Requiere de una reorientación de las plataformas de correos electrónicos y de reuniones de trabajo para que funcionen mejor para nosotros. Así que, el problema no es la red, de que dependemos y que nos conecta internacionalmente, sino la promesa falsa de que encontraremos habilidades lingüísticas como tesoros en una playa exótica. Para aprender de culturas diferentes, viajar a otros países no tiene equivalente porque la famosa “inmersión total” no es siempre tan productiva cómo esperamos. El turista no tiene acceso a la experiencia “auténtica” de una cultura sin ya haber conocido a personas del lugar de antemano, sin haber formado relaciones amigables antes de llegar al destino escogido. Otra vez, mi proposición principal actualizada para el siglo XXI: asumamos el rol solidario de compas por correo electrónico.
Desde el inicio del proceso de aprendizaje de varios idiomas, es posible iniciar por escrito: correos electrónicos para presentarse, comentarios básicos siguiendo aportes por redes sociales, reacciones cortas por mensajes directos a personas u organizaciones interesantes. ¿No conoce todavía a gente ni a cuentas de redes sociales en la lengua de meta? Confiese en la habilidad natural de los humanos a perdernos por el laberinto que es internet. Se puede fácilmente ver un video educativo de su lengua preferida tras otro sin parar. Esta caída en pozo sin fondo tendrá efectos en el algoritmo que le sugerirá más y más contenido mediático en la lengua que deseen aprender. Asimismo, seguir cuentas de varios países que tratan todos del mismo tema hace evidente que la información en internet es mucho más amplia de la que se entiende en un solo idioma.
En mis décadas de contacto con la adquisición de idiomas extranjeros, en ambos lados del esquema estudiante/profesor, yo he encontrado dudas recurrentes sobre la realización de estas tareas. Dicen les estudiantes que es arriesgado contactar personas directamente, que es confuso dónde y cómo empezar, que la incomodidad es insoportable. Creo que describen perfectamente una situación internacional, multicultural y plurilingüe, llena de complicaciones, difícil a navegar. Sí, puede dar miedo, pero solamente al principio, hasta acostumbrarse. Por esta razón, son de gran importancia tanto el entrenamiento como la preparación. A causa de que la red reduce la presión social de comunicar, funciona perfectamente para experimentar y crecer, poco a poco, la confianza de participar en conversaciones con gente que ya ha conocido sobre temas de que ya se han familiarizado.
Por último, en el proceso de adquirir lenguas, las aplicaciones móviles deben servirnos para superar el miedo de comunicarnos directamente con los demás. No nos enseñarán como hablar ni como escuchar, sino como salir del contexto regional, monolingüe y monocultural. El conocimiento ofrecido por Duolingo, tal como la sumersión mítica de las vacaciones exóticas, no transformará suficientemente la perspectiva al principio, la que está anclada en el idioma materno y en nuestros territorios de nacimiento. En cambio, la participación en el discurso internacional ofrece una nueva perspectiva con raíces múltiples y variadas. Es posible establecer conexiones por internet con gente de verdad para enseñarnos sobre sus propios contextos. Expandirá el alcance de nuestros barrios locales y comunidades culturales, y reforzará la solidaridad internacional de la clase trabajadora.
(Some resources are available in English.)
Escritos y ensayos:
Esforzándose para Convertirse en un Educador Anarquista: Por que es Importante un Enfoque en “Caminar la Charla” (CPA, Ken Revoredo)
La Tendencia a Aprender (Carl Eugene Stroud, Ken Revoredo)
Maestres: Una Cuestión de Clase (Carl Eugene Stroud, Ken Revoredo)
Idiomas secundarios: ¿frutos del turismo o juegos de celular? (Carl Eugene Stroud)